domingo, 31 de mayo de 2009

Ciudad de caos

Un viernes normal estaba a punto de empezar. Se despertó ingenuamente como cada mañana de su monotemática vida. Nada nuevo, nada especial. Todo rutina. Un extraño pero entusiasta ánimo le acompañaba.

No. No quiero empezar esta historia así. Borren de sus mentes ese comienzo. Es estúpido, aburrido y sin personalidad. Sobre todo si se trata de una historia tan particular como la que aquí será narrada. Y les pido que no recuerden aquel inicio porque, francamente, no sé cómo empezar esta crónica. Crónica por decir algo. No me gusta encasillar a las palabras. Es como quitarles parte de su pureza. Qué sé yo.

Viernes 29 de mayo de 2009.
Hora: inicios de la mañana, para ser exactos

Como cada día me dirigía a la universidad. Bajo caminando desde mi casa hasta la estación de metro más cercana. Estación: Zona Rental (a todo aquel lector que haya sido usuario del metro, le invito a que se imagine cómo sonaría el nombre de la estación dicha por la agradable voz del vagón. Es una recomendación innecesaria).

Estaba yo a la altura de los perros calenteros, muy cerca de la entrada al metro. De pronto escucho una voz. No es que me estaba volviendo loco. No tenía esquizofrenia de pronto. Era una voz real. La voz estaba cada vez más cerca. Era la voz de un hombre. Cuando volteé lo tenía justo detrás de la espalda. Me pidió dinero para los pañales de su hija.

A continuación: un paréntesis ( ). No me importará quedar como un parásito humano, como escoria. Pero he de admitirlo. Odio darle dinero a la gente. Punto. Ya lo dije. No me queda nada por dentro. Nunca me ha gustado. Si no tienen dinero, pues a mí tampoco me sobra.

Continúo. Me quedé en los pañales de la hija. Ya dije que no me gusta darle dinero a la gente, pero, en este caso, me pareció necesario. Y no porque el papa Juan Pablo II haya reencarnado en mí. No. Fue porque nada más y nada menos el amigo que dijo que tenía una pistola, y que si no le proporcionaba el dinero me abaleaba. Sí. Del verbo: abalear.

Humildemente saqué mi cartera. Le di los únicos dos bolívares (fuertes) miserables que venía arrastrando desde el martes. El señor, inconforme, me ha dicho que eso no le servía para nada. Y yo que pensaba comprarme cualquier chuchería en la feria porque era viernes, y sería bonito terminar la semana con algo dulce. Pero bueno, así somos los seres humanos: inconformes por naturaleza. Acto seguido, el caballero, que andaba de blue jean y chemise azul, me pidió que le enseñara mi teléfono celular. En ese momento pensé: “Coño, me volvieron a robar el teléfono”. Saqué el teléfono, que era cualquier teléfono, y tuve la decencia de advertirle a mi verdugo que no era un buen equipo. No sabría decir si era que el señor era bruto, o estaba más nervioso que yo, pero el muy imbécil me ha preguntado que qué era eso. Yo dije en mi cabeza: “Coño, pero qué va a ser, un celular, animal”. Pero mi valentía no es tal y sólo pude preguntarle que a qué se refería. El ladrón vuelve a preguntar, esta vez con más claridad, que si era Digitel o Movilnet. Respondí: Movilnet.

El imbécil comenzó a marcar cualquier número. Perdón. Intenté mantener el respeto por el caballero durante la primera parte del relato pero mejor ya más no. Es un imbécil. Yo, que soy un alma noble (señores, no se alarmen, no es mi ego el que habló. Realmente soy una persona noble) Y porque soy una persona noble, o quizás estúpida, le expliqué que primero debía marcar 0212… o 0414. Lo que sea. Situación absurda y surrealista. Quería gritar: ¡Dalí, sal de donde quiera que estés!

El ladrón me invita a que lo acompañe a un cajero. Pensé: “Coño, bien bueno. Ahora me va a secuestrar”. Le dije, muy serenamente, que no tenía dinero en el cajero. Era cierto. No tenía dinero en el cajero. Él insistió. Hasta que, finalmente, tuve que malandrearlo. Le respondí a su nueva petición, literalmente: “Estoy pelando bolas, marico”. Dejó el asunto del cajero por un momento y pidió ver lo que había en el bolso. Muy amablemente le enseñé mi almuerzo (croquetas de atún, arroz, plátanos dulces y una manzana). Luego le mostré mis cuadernos y le ofrecí “Cuando quiero llorar no lloro” de Miguel Otero Silva. Rechazó casi con asco mi libro. Yo me ofendí y volví a pensar. Dije en mi mente: “Y encima de todo, bruto”. Si no lo quería leer, al menos pudo haberlo vendido ¿no?

Después de casi diez minutos de conversación, con el que estaba a punto de convertirse en mi amiguito, me dejó ir porque le dije que iba tarde para una clase. No sin antes insistir nuevamente en que lo acompañara para un cajero. Pero creo que los dos bolívares fuertes, el celular (que se quedó), y la cara de trauma, hicieron que el señor se apiadara de mí y me dejara ir. Caminé rápido y sin mirar atrás hasta llegar a la cola del vagón del metro. Quería escupirle la cara a cualquier persona que se atreviese a mirarme. Sentí nuevamente lástima por este país que agoniza a diario.

En la cola del metro se encontraba una buena amiga mía. De esas cosas que pasan por algo al azar. Ella es bien divertida. O eso creo yo. Se hace llamar Bernie. Es este un buen momento para agradecerle su compañía en el metro. Gracias a ella tomé las cosas con humor. La ira fue desapareciendo poco a poco. Incluso, logré construir un stand up comedy con el material absurdo del robo de mi teléfono celular. Estación: Zona Rental.
Pequeño epílogo.
Escribo sobre este episodio de mi vida porque no hay nada más REAL que la situación de caos en la que sigue hundiéndose Venezuela...

10 comentarios:

  1. No te preocupes, tampoco soy fan de darle dinero a la gente (tengo mis razones)... Lo siento por tu celular, pero lo siento más por el imbecil, que rechazó la cultura y prefirió agarrar el camino fácil en vez del duro, y tratar de salir adelante en lo que sea, por unos pañales para su hija. Pero bueno, menos mal que tenemos el vergatario entonces!

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  2. Qué maravilla de relato. Qué nefasta historia.

    Oh...! La necesito en vivo...

    Un aplauso, estimadísimo Leonardo.

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  3. ¿Pañales? Hay tipos que juegan hasta con la muerte de sus hijos por 2Bs. Fuertes! (lo he presenciado).
    No importa, mi amor, yo te daría 2,4 y miles de fuertes por presenciar otra vez la maravilla de Stand Up que te produjo esta situación "cotidiana" en nuestro país de caos...

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  4. olvidate! yo lloro y le digo al choro que solo me de mi cuaderno y mis lentes de ver!! que se quede con lo demas. y si me lleva al cajero, pues mi flamante cuenta tiene 15 bolivares!!
    tú eres saliente y la muestra del guaramo, de alguien que le ve comicidad a na sistuacion en caos. algo que antes era extraño ahora es cotidiano.

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  5. Increíble el mundo en que vivimos, aunque siempre es de esperarse. Humanos. Hasta que no vives este tipo de cosas, no te replanteas adjetivos posibles para tales experiencias.

    Un Stand-Up Comedy muy "boquiabierto".

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  6. Leíto, lamento mucho lo que te pasó :( es impresionante como los cuentos de los atracos han evolucionado desde la sorpresa (llantos y ansiedad incluidos) a la, pido excusas por la palabra, la arrechera, pronunciando todas sus letras con lentitud.

    Sigue escribiendo, este escrito demuestra la versatilidad que tienes, la agudeza de humor y la capacidad de reírte, para no llorar.

    te quiero mucho

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  7. Leito esta muyyy bueno tu cuento la verdad que la ignorancia en este pueblo sigue creciento y hasta donde llegan por unos y q pañales porque ponte a ver si hasta eso era verdad, y aun asi tu vas y le dices lo que tiene que marcar ... muy valiente tu que continuas la conversación yo no se que hubiera hecho , a mi el viernes con el robo del celular, lo que se me salio fue clase con la mentada de madre que le eche y como me dice Roberto el profe de fotografía habló la princesa!, pero buen chico gracias a que el presidente les dice que lo que es nuestro es de ellos y les permite hacer lo que les de la gana que podemos hacer nosotros sino quedarnos callados y seguir nuestro rumbo... sonreir y pensar verga me salve de que no me dieron un tiro o no me quitaron la carterla cedula pa no calarme esa cola del demonio en el centro con esa chusmaaa !!! asi a tener mas cuidado que nuesro país es VENEZUELA LA TIERRA DE LO POSIBLE Y NUESTRO PRESIDENTE ES CHÁVEZ !.... laura !

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  8. Sin palabras, sólo diré lo siguiente:

    Yo abaleo
    Tu abaleas
    Él abalea
    Nosotros abaleamos
    Vosotros abaléais
    Ellos abalean

    Je t'aime!
    XoXo
    A.

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  9. Tomando en cuenta el celu-pote tuyo, hubiese ganado más con el libro.

    Te quiero.

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  10. Te amo, mi vida.

    En las últimas dos semanas, he presenciado/escuchado varias historias así, todas diferentes, unas con desenlaces terribles (muertos, incluso) y otros desenlaces menos problemáticos (hasta amistosos, como el tuyo, se puede decir).

    En todo caso, me alegro de que estés bien. Me arrecha saber que este país no lo está. Me arrecha, sí y me duele.

    Pd. tengo un nokia en casa. normalito. Funciona con digitel y te lo puedo prestar mientras te compras uno, si aún no lo has hecho. Avísame.

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