martes, 5 de mayo de 2009

¿Ella también estará sola?

11:11. Son las 11:11. Tengo sueño. Pero hoy decidí escribir.

Estoy aquí o creo estarlo. Siempre hay que dudar. Hace tiempo que retraso el momento de escribir sobre esta persona. No es que no me guste su compañía, pero su presencia me reta constantemente y a veces, me canso. Me ronda, me vigila, pero, sobre todo, me acompaña. La soledad: curioso estado de cuerpo y mente. La soledad está presente. Hay mil voces, mil caras, mil pasos. Pero no oigo estas voces en mi cabeza, no veo la mirada en los rostros y no siento las huellas en mi espalda.

No quiero que con esta sentencia, usted lector, compañero de viaje, sienta que no aprecio su compañía, o que ésta me resulta innecesaria. No. Pero esta es mi circunstancia. Estoy en todas partes y no estoy en ninguna. Tengo pocas horas lucidas como diría el filósofo. Pero al menos las tengo y eso también es una certeza. Cuando me pierdo para mí me pierdo para los demás. Vivo la vida en la ficción, en el cuerpo y la voz de otro que no soy yo. Ya quien me haya oído hablar de este enredo entenderá.

¿Cuántas sombras vagan por el campo minado de la soledad? Aguardo en silencio la respuesta

Últimamente, he estado escarbando y descifrando minuciosamente las palabras que describen al Dios de la Intemperie de Armando Rojas Guardia. Escuchar al otro, estar abiertos a la experiencia sensorial. Y, finalmente, romper con el paradigma de la esperanza como fuente de vida. No. La esperanza no es el camino. El camino es la espera. ¡Pero qué difícil resulta vivir en la espera! Pensé. Sobre todo una persona tan impaciente como yo. A mí el tema de las sorpresas nunca me entusiasmó demasiado. Pero hay algo de cierto en esta manera de entender el viaje.

Perdido. Esquivo. Vacío. Contrario. Espeso. Intrínseco. Arista. Indeciso. Desasosegado. Peligroso.

Yo no soy hombre de teorías, pero estructuré mi propia teoría. No soy yo, eres tú. Seas quien seas, eres tú. La soledad no la construí con mis manos. Mi soledad no está trabajada en barro. Mi soledad no es mía, no es vocacional. Después de toda esta palabrería no sé qué es la soledad. Tampoco me propuse descubrir qué era. Está y la siento. La vivo. La padezco. La envidio. La admiro. La respeto. La comparto. ¿Vas a estar siempre? ¿Estás tú también sola? Por eso buscas compañía ¿cierto? Pues te diré algo querida amiga, sólo un consejo: no te refugies siempre en mí. Me cansa. Silencio.

Mis palabras han sido resueltas en una canción del filósofo

Soledad

Soledad,
aquí están mis credenciales,
vengo llamando a tu puerta
desde hace un tiempo,
creo que pasaremos juntos temporales,
propongo que tu y yo nos vayamos conociendo.

Aquí estoy,
te traigo mis cicatrices
palabras en papel pentagramado.
No te fijes mucho en lo que dicen,
me encontrarás
en cada cosa que he callado.

Ya pasó
ya he dejado que se empañe
la ilusión de que vivir es indoloro.
Qué raro que seas tu
quien me acompañe, soledad,
a mí, que nunca supe bien
cómo estar solo.

1 de abril 2006 Sepúlveda
Jorge Drexler

7 comentarios:

  1. Ya leí. Excelente.
    *Amé esta parte:
    Yo no soy hombre de teorías, pero estructuré mi propia teoría. No soy yo, eres tú. Seas quien seas, eres tú. La soledad no la construí con mis manos.

    Tienes razón, querido Leo, la soledad es como Madonna.

    Un abrazo, camarada.

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  2. Soledad. Soledad. Soledad.
    Atrevida y apacible, o como sea.
    No sé si ella se refugia en mi, o yo en ella.

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  3. "Vuestra querida esperanza, vuestra sucia esperanza". Palabra compleja, y en mis ojos, es cruel. La soledad es cruel también. Me ha hecho ver cosas que ya no creo existen. Me mostró espejismos, me mareó, me subió y me bajó. Con los años he aprendido a quererla, admirarla, incluso desearla.

    Es complicado. Hallarnos en el otro, pero en nosotros mismo. No se.

    El silencio, ese es mejor amigo, es mejor compañía.

    Un abrazo, como siempre.

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  4. La esperanza no es el camino. El camino es la espera. ¡Pero qué difícil resulta vivir en la espera! Pensé. Sobre todo una persona tan impaciente como yo. A mí el tema de las sorpresas nunca me entusiasmó demasiado. Pero hay algo de cierto en esta manera de entender el viaje.
    Me encantó! Dios bendiga tus manos y tu inspiración! Un abrazo!

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  5. Creo que a veces, la soledad te es infiel conmigo. Ya es costumbre. O serán diferentes soledades? Qué cansón!

    Nuestra compañía creo que es una reunión de soledades... Pero al menos se siente grato, no crees?

    Hoy estoy de un evasivo que me recuerdo a mí hace unos 3 años...

    Te quiero

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  6. Pobrecita... A ella le impusieron la condición de estar sola, soledad. Menos mal que tú la acompañas. Y nosotros. Muchas veces.

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  7. Mi Vida... me tomo el egocéntrico atrevimiento de pensar, de sentir, que tuve algo que ver con esta última musa. Gracias.

    Tus palabras (estas y las del mail) me conmovieron, como siempre. Pero sobre todo me llevaron, nostálgica, a comprender que has crecido y que eres un hombre precioso, y que tienes los poros abiertos, única manera, ésta, de poder saborear la tristeza y la alegría.

    Soledad... Ya sabes lo que pienso de la soledad. Pero definitivamente, "Mi soledad no es mía. No es vocacional"... qué bueno que lo entiendes...

    Te amo, Mi Vida.

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